jueves, 28 de junio de 2012

28 de junio ¿Orgullosos de qué?


Si se busca en cualquier diccionario hay varias definiciones sobre la palabra orgullo dependiendo del contexto, la que yo he encontrado lo define como satisfacción personal que se experimenta por algo propio o relativo a uno mismo y que se considera valioso. Ejemplo: tu aprobado ha llenado de orgullo a tus padres. Esto me permite deducir que se siente orgullo por aquello lo cual se trabaja, se esfuerza, se logra mediante la constancia. Mi pregunta entonces es ¿Te sientes orgulloso de ser gay? Bitch, please… 

Hoy es 28 de junio, se celebra internacionalmente el Día del Orgullo Gay o Día Internacional del Orgullo LGBT. En esta fecha se conmemora Los Disturbios de Stonewall, en la Nueva York de 1.969 y tal celebración, que se identifica con sus marchas coloridas y multitudinarias se viene dando cada vez con mayor fuerza desde finales del siglo pasado. 

Sigue mi pregunta ¿Te sientes orgulloso de ser gay o debería yo sentirme orgulloso de eso? Pues, simplemente no me siento orgulloso de algo que es natural en mí. Porque como dije al principio de este pobre artículo: se siente orgullo de aquello que surgió del esfuerzo personal, de lo que se sudó. Decir que me siento orgulloso de ser homosexual y pavonearme con ese hecho es como si me sintiera orgulloso de porque me crecen la uñas, orgulloso porque respiro o tengo dos pulmones y un estómago. Nadie, absolutamente nadie siente orgullo porque los vellos de su nariz cumplen a cabalidad su función o que la cera en el oído no permitió que un insecto entrara más. ¡Nadie se siente orgulloso de lo que nació con él! 

 
Entonces, a esas miles y miles de personas que salen a marchar porque se siente orgullosas de su orientación sexual les hago otra pregunta ¿Hay Día Internacional del Orgullo Heterosexual? No, no lo hay ¿Por qué? Porque ser heterosexual es natural, es normal, como también es completamente corriente ser homosexual. Usted no ve que un heterosexual pone una bandera que lo identifica como tal en la entrada de su casa, en su cuarto o la carga como pulsera ¿Por qué? Porque su orientación sexual es irrelevante en cuanto a su condición como ciudadano, persona, amigo y afines. Y porque simplemente a nadie le importa eso. 

 
Esto aplica también en otros casos. Como por ejemplo las mujeres que dicen sentirse orgullosas de ser mujeres ¿Tuviste elección? ¿Cuándo naciste quien te recibió te preguntó si querías ser mujer o no? También aplica para quien dice sentirse orgulloso de ser venezolano, español, argentino. Por el dios de tu preferencia, tú no elegiste nacer en determinado país, te tocó y ya. 

 
No sé de verdad qué intentan hacer con sus vidas aquellas personas que al presentarse o en el mundo 2.0 en las redes sociales, dicen que son homosexuales y en mi cabeza simplemente retumba una pregunta ¿Qué carajos me importa eso a mí? ¿Qué les importa a los demás? En mi caso personal, le importa si soy gay o no a quien pregunte, de resto, no veo necesario restregárselo en la cara a los demás. Yo simplemente digo que tu orientación sexual no te hace ni buena, ni mala persona. No te hace inferior o superior a los demás, ni más, ni menos inteligente o estúpido. 

 
En cuanto a la “comunidad”, es irónico que aquellas personas que se esfuerzan de manera admirable para ser aceptados se encierren en una comunidad y aparten de la sociedad. Les tengo una mala noticia: esa sociedad que tanto criticas y desprecias, bueno, tú perteneces a esa perra y decadente agrupación. A menos que seas de otro planeta. 

 
Yo, quien escribe no pertenezco a ninguna comunidad, pertenezco al mundo, soy ciudadano de todo lo que me rodea, veo y puedo tocar. Soy igual a los demás, con los mismos derechos y deberes como ciudadano. 

 
Este fulano día del orgullo gay, debería ser un día internacional de la tolerancia, del entendimiento. En vez de marchar vestidos de estereotipos que luego caen pésimos cuando te los recriminan siendo tú mismo quien los creó, debería ser una marcha donde tanto homosexuales, heterosexuales, bisexuales, asexuales, católicos, cristianos, evangélicos, negros, blancos y asiáticos se unan, se tomen de las manos y hagan entender de una vez por todas que convivimos en una casa que se llama Tierra. Una casa que cada vez va quedando más chica  y por lo tanto o aprendemos a convivir juntos, sin diferencias o aprendemos a vivir odiándonos, creando fronteras y al final, matándonos. 

 
Quizás a algunos les caiga mal lo que he escrito, quizás otros estén de acuerdo o como yo, si estuviera en su lugar, muchos ni se tomarán el tiempo de leer esta líneas. Pero como dice la canción:

 
“Defender mi ideología, buena o mala, pero mía”- Alejandro Lerner